En los últimos años, las estafas se han convertido en una de las amenazas más peligrosas para las familias en Estados Unidos, y especialmente para la comunidad hispana. En una entrevista con Adin Palau, Especialista de Enlace Comunitario de la División de Comercio y Protección del Consumidor del Departamento de Agricultura, Comercio y Protección del
Consumidor de Wisconsin, logramos exponer varias formas de fraudes. Según datos oficiales, en 2024 las pérdidas reportadas por fraude superaron los 12 mil millones de dólares, lo que representa un aumento del 25% en comparación con el año anterior. Detrás de estas cifras se esconden miles de historias de personas que han sido engañadas con tácticas cada vez más sofisticadas.
Los fraudes más comunes incluyen a impostores que se hacen pasar por agencias de gobierno, familiares en apuros o incluso por empresas conocidas. Muchos logran convencer a sus víctimas mediante llamadas o mensajes en los que utilizan miedo, presión o manipulación emocional para obligar a entregar dinero o datos personales. En algunos casos, los estafadores se apoyan en inteligencia artificial para clonar voces, crear fotos y videos falsos o simular identidades con una precisión que sorprende.
Otro terreno fértil para los delincuentes son las inversiones en criptomonedas. Bajo la promesa de ganancias rápidas y fáciles, crean vínculos emocionales o románticos con la víctima, muestran supuestos “éxitos financieros” y luego invitan a depositar dinero en plataformas falsas. Cuando la persona intenta recuperar su inversión, la comunicación se corta y el dinero desaparece sin dejar rastro. Esta modalidad, conocida como “matanza de cerdos”, es una de las más devastadoras porque combina confianza, ilusión y pérdida económica.
Los mensajes de texto también se han convertido en una vía frecuente de engaño. Estafadores envían alertas falsas sobre entregas de paquetes, supuestas compras en Amazon o actividades sospechosas en cuentas bancarias. Un simple clic en un enlace puede llevar a páginas diseñadas para robar información o instalar programas maliciosos. Expertos recomiendan no confiar en ningún número o dirección electrónica que llegue en esos mensajes y, en caso de duda, comunicarse directamente con la empresa a través de sus canales oficiales.
Un detalle revelador que debe encender las alarmas es la forma de pago que exigen los estafadores. Si le piden usar criptomonedas, tarjetas de regalo o transferencias bancarias, lo más seguro es que se trate de un fraude. Estos métodos son prácticamente imposibles de rastrear y, una vez realizados, el dinero no se puede recuperar.
La recomendación más importante para protegerse es no dejarse llevar por la urgencia ni por el miedo. Hay que tomarse el tiempo de verificar la información con fuentes confiables y hablar con familiares o amigos antes de tomar decisiones apresuradas. Nunca se debe enviar dinero ni compartir datos personales con desconocidos, por muy convincente que parezca la historia.
Las autoridades insisten en que la prevención es la mejor herramienta contra las estafas. Informarse, desconfiar de mensajes inesperados y mantener una comunicación abierta con la familia puede marcar la diferencia entre ser víctima o mantenerse a salvo.
Para más información puede visitar su website: https://datcp.wi.gov
FUENTE: Entrevista con DATCP
